Primer local de Eduardo Ruiz, refinado pastelero argentino de 3 era generación. El pedido fue adaptar el concepto de confitería tradicional al de pastelería europea, donde el foco de atención es el producto.
Para ello se diseñó un sistema de exposición horizontal en un sólo nivel, lo que generó un plano expositor de 14 mts de largo. El plano se encuentra contenido en un mueble envolvente que adquiere prácticamente la forma de un tubo de madera.
Se decidió neutralizar el contenedor (el local) para alojar este gran marco que destaca el producto.
La fachada de vidrio deja de existir para convertirse en un corte perspectivado donde se transparenta la funcionalidad del local. Además de Arquitectura e interiorismo el proyecto comprendió distintas áreas del Diseño: Naming, Concepto de Packaging y Diseño de uniformes.